lunes, 27 de junio de 2011

Música típica hecha por mujeres

Santiago. Fefita La Grande con 46 años de carrera, María Díaz con 23, y Mery Hernández con 20, han logrado un sitial privilegiado en la música de tierra adentro, en tanto otras han intentado sacar la cabeza y quizás han pegado algún tema, pero ninguna ha podido pisarles los talones en este género dominado por hombres.
Cada una ha construido una trayectoria exitosa, tanto en el país como en el extranjero. Fefita, “La Mayimba”, dice que más que un músico, ella es una artista que vende una imagen, y que aunque en todos estos años no ha estado pegada “hasta lo último”, sí ha sabido mantenerse.

Por otro lado, María Díaz, “La Reina”, con la música que le ha sumado una incuestionable popularidad, ha recorrido el continente latinoamericano prácticamente entero. Además realiza innumerables giras a diferentes ciudades norteamericanas.

En el caso de Mery Hernández, “La India Canela”, hasta el prestigioso instituto Smithsonian, de Washington, se fijó en su talento y le grabó un disco, llevándola por diferentes ciudades de Estados Unidos, donde realizó varios conciertos y talleres musicales.

Estas mujeres que tienen el acordeón como sus mejores aliados, han construido una carrera a base de esfuerzos, pues aseguran, que en sus inicios no tenían el apoyo de empresarios que tienen muchos artistas típicos hoy en día.  Aseguran que “hay empresarios que le forman grupos a exponentes, dándose la guerra de compra de músicos” y abriendo la competencia entre uno y otro.

Esa guerra o competencia no se da entre ellas, pues las tres, entrevistadas por separado, aseguran que se llevan muy bien y se comunican entre sí constantemente. De hecho, cuando las contratan para animar determinada fiesta, se unen en tarima: una toca el instrumento y otra canta. “Hemos trabajado juntas muchas veces las tres, es una atracción lindísima, a la gente les gusta vernos tocar juntas, cuando nos llevan las fiestas son un éxito, nosotras nos sentimos muy contentas de compartir tarimas”, asegura María Díaz.

Para Fefita La Grande, “las muchachas”, al referirse a La Reina y La India, están haciendo un trabajo muy bueno, le piden muchas opiniones y ella las asesora en algunas cosas.

Mery Hernández afirma que se llevan bien y hablan mucho, y quizás no se juntan frecuentemente porque cada quien tiene sus compromisos. “Pero cuando nos juntamos o nos llevan a actividades a las tres, dialogamos muchísimo, a veces Fefita canta y María o yo tomamos el acordeón y hacemos un dúo chulísimo”, dijo Mery.
Preparación y esfuerzo
Al cuestionarlas sobre el por qué no ha surgido otra intérprete que al igual que ellas hayan llegado tan lejos, dicen que se hacen esa interrogante, y que les gustaría que surjan más para que el género siga creciendo. “No han podido salir, nada más repollan y se quedan ahí. Las que han salido, sin temor a equivocarme, están haciendo un trabajo mejor que yo con el instrumento. Pero no sé a qué se debe que no hayan salido más en este tiempo”, expresa “La vieja Fefa” con su peculiar forma de hablar.

Para Mery Hernández, lo primordial para las nuevas acordeonistas es prepararse y crear un estilo propio, ya que no basta con aprender a tocar un par de merengues y salir a escena, “aparte de la música que llevamos por dentro, también tenemos que cultivarnos”. “Las mujeres tenemos menos fuerza para manejar el instrumento, pero sí podemos hacer un merengue con calidad. El acordeón no pesa tanto, aunque para hacer un tema que lleva una buena ejecución si hay que hacer un poco de fuerza, pero no es difícil, pueden lograrlo como lo hemos logrado nosotras”.

María Díaz exhorta a las jóvenes que se animen, y asegura que si hubiera más, la competencia sería más grande, como el caso de los varones. Exhorta a las que están empezando a que se esfuercen, que no den marcha atrás, y no pierdan la fe y esperanza. “Siempre le digo a la gente bromeando, miren quiérannos mucho porque después que desaparezcamos no habrá una mujer que pueda tener la oportunidad, por decirlo, no por presumir, porque es un tanto difícil hacer un nombre y mantenerse como nosotras lo hemos hecho”, expresa María Díaz.

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